miércoles, 29 de octubre de 2014

IMPLANTES...ENSAYO Y ERROR EN SU HISTORIA


Fenicios,egipcios,etruscos,y romanos trataron de incluir en los maxilares piezas sostenidas por bandas de oro,hilos trozos de animales y aún partes de su propio cuerpo.
En Argelia se descubre hace 10.000 años el cráneo de Faid Suar con una falange implantada en el maxilar (foto)














Así las cosas hasta el medioevo en que comienza a hablarse de trasplantes dentarios (Ambrosio Paré 1517-1590).
Louis Guyon 1619 habla de reponer un diente por otro ligándolo a el contiguo y convalida el éxito de esta intervención que luego practica Pierre Fauchard en 1720 según relato del primer articulo, acusando resultados auspiciosos en una intervención que luego seria juzgada como cruel e inmoral. Aducían que se aprovechaba de la necesidad de los pobres para satisfacer la vanidad de los ricos. Ademas comenzaron a tomar en cuenta la transmisión de enfermedades como la sífilis mas allá de las infecciones.
Lefoulon critica severamente el trasplante de dientes 1841 considerándo que se trata de comprar el diente sano de una persona que consiente por necesidad a esa mutilación.

Varios autores comenzaron en el siglo XIX a colocar implantes de diversos materiales (cito a Araldo A Ritacco nuevamente) con Magliolo en 1809 oro; platino emplomado Harris 1887; plomo Berry 1888; platino Lewis 1889; plata Payne 1901).
Todos ellos con formas semejantes a la raíz dentaria, espiga o pivote.
Fracasan todos por la reacción del epitelio de la mucosa que se invagina y los expulsa como a un cuerpo extraño con infec­ciones, supuraciones, movilidades.
En 1867 Joseph Lister considerado el fundador de la cirugía aséptica, introduce el fenol como antiséptico en la cirugía. Se le debe la invención del catgut y el drenaje de las heridas con tubos de goma estériles. Indicaba también el uso de desinfectantes para las heridas, instrumental y manos de cirujano.
Fue Roentgen en 1895 quien a través de la radiología dio la posibilidad de tomar conocimiento del espacio óseo disponible y acceder con éxito al interior del hueso.
Aparecieron las consecuencias derivadas de la corrosión de los metales usados en los implantes como la acción electrolítica en los humores corporales (Lambotte1909) que producían toxicidad, alteración de la reproducción celular, detención del desarrollo óseo, osteítis rarefaciente.
Los metales con diferente potencial eléctrico al del hueso tienen reacciones de intolerancia y los más cercanos al del hueso son los que no lo afectan.                                                                              
Hubo que conocer mas acerca del comportamiento de los elementos colocados en el hueso y de la reacción de este al contacto con cuerpos extraños para que la historia comenzara a cambiar.